
Dentro de la ortodoxia que impone el dibujo como técnica monocromática, es frecuente la conjunción de dos medios complementarios, tales como la sanguina y el carbón compuesto, con lo cual, se enriquece notablemente el contraste de color, obteniéndose una amplia gama de matices. Si a ello sumamos el tono de base propio del papel empleado, realmente podemos llevar a cabo en dibujo, una obra con una amplia variedad de colores.
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