
La ejecución del retrato en dibujo requiere mucha precisión, aun más que la necesaria para dibujar la figura humana, sobre todo en lo que se refiere al ajuste de medidas y a la aplicación de las proporciones. Además, la captación en toda su intensidad de la expresión del rostro exige una sensibilidad especial por parte del artista. Y no basta con la exactitud y la sensibilidad, a ello hay que añadir una factura del dibujo que ofrezca un interés plástico, lo que redundará en la calidad estética de la obra.
Todas estas dificultades deben ser superadas por el dibujante comparando las dimensiones del rostro con los instrumentos de medida, educando su capacidad de observación y eligiendo la técnica más apropiada a cada tipo de retrato. La búsqueda, en definitiva, de referencias verticales y horizontales en el modelo, mediante la varilla y la plomada deberá reflejarse en el papel de dibujo como primer paso del retrato. Una vez ajustadas las proporciones, será preciso trasladar al soporte la expresión del modelo, para lo cual el dibujante deberá observarla con detenimiento e insistencia.
Finalmente, será muy importante la localización del dibujo dentro del papel, dejando siempre más espacio en blanco en la parte superior que en la inferior y también dejaremos un espacio despejado ante la mirada.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario