
Para dibujar un retrato de medio cuerpo en las mejores condiciones de ejecución es preciso cuidar muy especialmente la iluminación ambiental, y en concreto, la que afecta, tanto al modelo como la que incide sobre el papel de trabajo. Por una parte, es necesario que todos los detalles que el natural ofrece sean visibles sin esfuerzo por parte del dibujante, y además, la aplicación de los diferentes trazos será mucho más cómoda si el soporte de nuestro dibujo se halla perfectamente iluminado.
Durante la etapa del encaje, tomaremos medidas y compararemos proporciones, sirviéndonos para esta finalidad de la varilla, que ya conocemos, aplicándola sobre el modelo con el brazo totalmente extendido y marcaremos en el papel los resultados de estas comprobaciones, que nos servirán de referencia. En cuanto al proceso de dibujo propiamente dicho, será muy importante cuidar los rasgos del rostro, así como las características de las manos, que son, obviamente, las partes más características de una figura vista de medio cuerpo.
En el desarrollo de este tipo de retrato, rostro y manos serán las zonas del dibujo en que más precisión habrá que poner, ya que el resto del trabajo puede estar insinuado o simplemente apuntado, pero sin una excesiva definición. En el dibujo de abajo, el vestido de la figura ha sido resuelto con el propio color blanco del papel, apuntando ligeramente sus pliegues, mientras que el rostro ha sido lentamente elaborado con lápiz de grafito.
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